En Génova se dispararon las alarmas el pasado jueves, después de que el presidente del Partido Popular Europeo (PPE), Donald Tusk, calificara de "triste sorpresa" el pacto de Alfonso Fernández Mañueco con Vox en Castilla y León. Comenzó entonces un intenso cruce de llamadas a los principales dirigentes conservadores en Bruselas. La relación de Esteban González Pons, presidente del comité organizador del congreso, con ellos es estrecha, no de entendimiento sino de amistad, y el PP ha conseguido rápidamente placar un fuego avivado por Pablo Casado en la cumbre de líderes conservadores en París, donde defendió su virginidad con Vox y su lucha contra la corrupción como legado. Un obús de bienvenida a Alberto Núñez Feijóo que no ha sentado nada bien en el cuartel general del PP. 

González Pons, según fuentes del COC, ha amarrado la presencia el primer fin de semana de abril en Sevilla del vicepresidente de la Comisión Europea, el griego Margaritis Schinás; la presidenta del Parlamento europeo, Roberta Metsola; y el presidente del Grupo Popular Europeo en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber. Una comitiva europea de fuste con el propósito de cerrar filas con Feijóo, próximo líder del segundo partido más grande de la coalición.

"Al calor de la polémica que han visto en la prensa nacional, han llamado para decir que no hay ninguna duda sobre el apoyo sin fisuras del PPE a Alberto Núñez Feijóo", aseguran fuentes del COC. Los líderes del PPE ya tenían la invitación encima de la mesa, pero con su presencia escenifican un gesto de respaldo hacia el PP español para despejar cualquier atisbo de duda, sobre todo tras las palabras de Tusk, contaminadas por la intervención previa de Casado a puerta cerrada.

Explicación aceptada por Tusk y Weber

A Weber le costó menos encajar las explicaciones que a Tusk, explican las mismas fuentes. La explicación es sencilla: el partido del ex primer ministro polaco se encuentra en una situación muy frágil, carcomido electoralmente por el flanco derecho por el PIS [Prawo i Sprawiedliwość, Ley y Justicia], el partido del primer ministro Mateusz Morawiecki, muy cercano a Santiago Abascal. 

Desde el entorno del COC también recuerdan que el propio Tusk gobernó con el PIS en algunas regiones polacas, que en Italia se gobierna con la Lega de Salvini y que en Austria, antes del actual Ejecutivo, se hacía lo propio con un "partido más a la derecha que Vox".